QUÉ ENTENDEMOS POR YOGA TERAPÉUTICO
Desde que el yoga aterrizó en occidente, no hemos dejado de crear diferentes clases y subclases de ésta disciplina, líneas y escuelas diferentes, variantes, etc. Dado que nos encontramos en una sociedad de consumo, todo ello tiende a experimentar un crecimiento exponencial al principio y, pasados unos años, suele caer en el olvido. Sin embargo, aunque constatemos esta realidad una y otra vez, no es nuestra intención criticarla. Al contrario, el yoga siempre ha sabido adaptarse a los tiempos y llegar a las personas, y éste es un factor muy positivo.
De entre todas las ramas que han ido naciéndole al árbol del yoga, una de las más exitosas ha sido la del yoga terapéutico. Tal y como comentábamos en el post anterior, este yoga nace de las aportaciones fisiológicas y anatómicas de Occidente.
A medida que el sector científico-médico fue destapando las bondades del yoga, se empezaron en seguida a aprovechar sus beneficios para tratar determinadas patologías y síntomas.
En los últimos años, la creciente preocupación por la salud le ha concedido al yoga terapéutico un papel fundamental. Han surgido, así, multitud de líneas y escuelas que han aportado su granito de arena para transformar este enfoque de la disciplina, pero realmente, ¿qué tenemos que esperar o entender del yoga terapéutico?
Si atendemos al concepto de terapéutico, vemos que éste tiene como objetivo la curación del paciente. Sin ir más lejos, todos hemos tenido la experiencia de mejorar síntomas físicos o mentales a través del yoga.
Por ello, podemos afirmar claramente que éste, sin necesidad de acompañarlo de ningún tipo de apellido, es de por sí terapéutico.
A grandes rasgos, podemos adaptar las sesiones a diferentes niveles o patologías utilizando diversas variantes, apoyos o indicaciones, que van a servir para que, la hora y media con la que contamos, sea recibida y aprovechada de la mejor manera por todos. Sin embargo, cuando queremos hilar más fino, es evidente que encontramos serias limitaciones. Con grupos de tamaño medio o grande es complejo adaptarnos a la totalidad del alumnado, con sus diferentes necesidades y particularidades.
Además, cada día llegan a las sesiones más personas derivadas de la consulta médica o psiquiátrica, que requieren de una atención exquisita, rigurosa y pautada.
Por todo ello, siempre va a ver un rango de adaptación al que no vamos a poder llegar dentro de una clase ordinaria, y es ese rango donde entra el yoga terapéutico. Por ejemplo, podemos adaptar las asanas a una persona con artrosis lumbar para que siga la clase, aunque nuestra sesión no vaya a ir enfocada únicamente a esa patología, pues el grupo es heterogéneo y los objetivos, colectivos. Siguiendo con el ejemplo anterior, la persona con artrosis lumbar, se beneficiará de las clases de yoga y seguramente mejore en su sintomatología, pero su grado de evolución no será el mismo que si asistiera a una sesión específica para mejorar la patología que le afecta.
Dicho esto, podemos encuadrar el yoga terapéutico como un yoga personalizado enfocado a un determinado objetivo, generalmente relacionado con la recuperación o mejora del estado de salud física o mental.
En posteriores artículos iremos desgranando algunos de los puntos clave que debemos tener en cuenta cara a realizar este yoga terapéutico de manera profesional y con el máximo beneficio para nuestros alumnos.
Kavi, Formador de la Escuela Mahashakti