EL YOGA Y LOS PROBLEMAS DE SALUD
Autores del estudio: Arndt Büssing , Andreas Michalsen, Sat Bir S. Khalsa, Shirley Telles, Y Karen J. Sherman
Resumen
El objetivo del presente artículo es examinar los efectos del yoga en la salud mental y física. Para ello, revisaremos la evidencia científica al respecto, tratando de extraer conclusiones de los diferentes estudios realizados. Aunque las investigaciones deben proseguir, se han encontrado algunos meta- análisis de gran calidad que indican que el yoga puede tener beneficios reales en enfermedades relacionadas con el dolor, y ser un tratamiento coadyuvante para reducir los efectos secundarios de ciertos medicamentos. Por lo que reflejan los estudios analizados, el yoga podría enseñarse, en el ámbito clínico, como parte de una rutina de auto-cuidado. Esta rutina tendría un bajo coste para el sistema sanitario, y mejoraría la autoconfianza del paciente.
Introducción
La aplicación del yoga en el ámbito terapéutico comenzó a principios del s.XX. Por aquel entonces, ya se veía que los asanas podían mejorar la flexibilidad y la fuerza de los pacientes.
Por su parte, los ejercicios respiratorios y la meditación podían calmar la mente, mejorar la capacidad de atención y disminuir la ansiedad. La mayor parte de los primeros estudios se realizaron en India y se publicaron en revistas especializadas del país, por lo que los médicos e investigadores occidentales tuvieron bastantes dificultades para acceder a ellos.
Lo que sí parece claro es que, a pesar de que la investigación en el campo del yoga ha ido creciendo en los últimos tiempos, la evidencia científica todavía es poco sólida. Habrá que seguir estudiando y limando los detalles de las intervenciones para obtener resultados más nítidos. Veamos, de todos modos, qué se sabe a día de hoy.
Yoga y salud mental
Depresión.
Se han analizado cuatro investigaciones relevantes relacionadas con el yoga y la depresión. Se concluye que los datos obtenidos son insuficientes para decidir si el yoga puede ser positivo o no como tratamiento para reducir los síntomas.
Fatiga.
Se hace una comparativa de los distintos estudios que han analizado los efectos del yoga sobre la fatiga. Cuando hablamos de fatiga nos referimos al agotamiento que sufren algunos pacientes debido a enfermedades como: cáncer, esclerosis múltiple, diálisis, pancreatitis, fibromialgia y asma.
Donde más beneficios se han encontrado es las personas con cáncer, donde los resultados sí parecen apuntar a una mejora de la sensación de cansancio gracias al yoga.
Trastornos derivados de la ansiedad.
La mayoría de estudios analizados describen una disminución de la ansiedad en los pacientes que realizaron yoga regularmente en comparación con los que no. Incluso parece que las personas que practicaron yoga tuvieron una mejor respuesta ante la ansiedad que las que estaban tomando ansiolíticos. Sin embargo, no hay ningún meta- análisis que confirme al cien por cien estos resultados. Además, debemos tener en cuenta que, a la hora de reducir la ansiedad, el yoga se ha visto igual de efectivo que los programas de Mindfulness.
Estrés.
Las investigaciones llevadas a cabo en este campo indican que el yoga parece reducir el estrés percibido, de igual modo que podrían hacerlo los ejercicios de relajación, la Terapia Cognitivo- conductual o la danza.
Trastorno de Estrés postraumático.
Se han analizado estudios que comprueban los efectos del yoga en pacientes con estrés postraumático debido a desastres naturales, como tsunamis y huracanes, o fuertes acontecimientos sociales, como conflictos bélicos y atentados terroristas.
Los resultados demuestran que, después de sufrir el impacto, las personas que practicaron yoga lograron disminuir significativamente sus sensaciones internas de miedo, ansiedad y tristeza. Asimismo, mejoraron su ritmo respiratorio, que se volvió menos agitado.
Se sugiere que se sigan realizando estudios de mayor duración para poder ver los efectos a largo plazo del yoga.
Yoga y salud física
Funcionalidad y movilidad en personas mayores.
A nivel físico, los diferentes estudios reportan un beneficio moderado en los pacientes de edad avanzada que realizaron yoga, sobre todo en lo que respecta al equilibrio, la flexibilidad, la fuerza y la pérdida de peso. De todos modos, todas las investigaciones efectuadas en esta área tienen bastantes limitaciones, por lo que no debemos extraer conclusiones precipitadas.
Resistencia cardiovascular.
Las investigaciones realizadas en sujetos jóvenes que hacían yoga, muestran una mejora significativa en el consumo de oxígeno, el umbral anaeróbico, el lactato en sangre, etc. Por supuesto, estos efectos aumentan cuando se acompañan de otras actividades físico-deportivas, y cuando la práctica de asana es prolongada.
Yoga y salud cardiopulmonar.
La mayoría de estudios demuestran una reducción de la presión sistólica y/o diastólica.
En lo que respecta a la función de los pulmones en personas afectadas de asma o bronquitis, sí se han visto pequeñas mejoras asociadas a la práctica de yoga, especialmente cuando se incluyen técnicas de respiración y relajación.
De todas formas, los resultados no son del todo concluyentes y hay que seguir investigando con mayor rigor.
Yoga y sistema metabólico y endocrino. Se han visto mejoras a corto plazo en la regulación de la glucosa en pacientes con diabetes tipo 2, aunque no se ha examinado si estas mejoras se mantienen a la larga. En lo relacionado con la menopausia, no parece que el yoga produzca grandes cambios en la mayoría de los síntomas.
Yoga y dolor crónico. La mayoría de estudios se han realizado en pacientes con dolores músculo-esqueléticos derivados de discapacidad, problemas inespecíficos de espalda o artritis. Todos ellos informan de los grandes beneficios que aporta el yoga a estas personas, en comparación con otro tipo de prácticas como los ejercicios terapéuticos, el masaje, la relajación, etc.
Yoga y cáncer.
Las investigaciones muestran claros beneficios psicológicos en los pacientes que practicaron yoga: tuvieron menos ansiedad y menores índices de depresión.
Además, mejoró su calidad de vida significativamente, debido a que el yoga les facilitó estrategias de afrontamiento y les ayudó a aceptar su enfermedad.
Conclusiones
Como se deriva de lo anteriormente expuesto, el yoga parece tener efectos beneficiosos en algunas patologías tanto físicas como psicológicas. Aun con todo, hay que considerar que las investigaciones en este campo se han llevado a cabo sobre todo en las últimas cuatro décadas, y todavía tienen importantes limitaciones. En el futuro, habrá que asegurarse de hacer estos estudios sobre muestras de población lo más grandes y representativas posibles, eliminando factores de confusión como: variabilidad en la dieta, la motivación, las creencias y el estilo de vida.
Por ahora, lo que sabemos es que el yoga puede ser especialmente positivo como tratamiento coadyuvante en aquellas áreas donde la farmacología o la psicoterapia no son suficientes. Por eso, donde más mejoras encontramos es en la ansiedad, el Trastorno de Estrés Postraumático, el dolor y la fatiga crónicos, y el cáncer.
Fuente: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3447533/
Traducción: Nuria Pérez