LA CAJA DE HERRAMIENTAS DEL YOGA AULAS
En el mundo de la docencia, sin tener en cuenta el nivel de enseñanza al que nos refiramos, necesitamos de una serie de herramientas. Esta serie de herramientas estarán relacionadas con técnicas y procesos que ayuden a que nuestra enseñanza sea más eficiente. En el ámbito del yoga, la situación es bastante similar, y aunque las características de las herramientas sean diferentes, no dejan de ser elementos que mejoran la calidad de nuestra enseñanza.
Como profesoras de yoga tenemos unos recursos, fruto de nuestra formación y experiencia, que siempre se van ampliando, modificando y adaptando a las diferentes situaciones, creando lo que podemos llamar nuestra “caja de herramientas”.
Para abordar la enseñanza de yoga aulas, necesitamos ampliar esta caja de herramientas, y adaptarla a proyectos que tienen características particulares. Esto no significa que no sirva lo que hemos adquirido hasta la fecha, al contrario, tenemos que utilizarlo, actualizarlo y reorientarlo hacia nuestros nuevos propósitos.
Está claro que la tarea supondrá un reto y, a la vez, una experiencia maravillosa para el profesor de yoga, que verá cómo su enseñanza se transforma y llega a otros lugares y de otras maneras, que quizás, ni siquiera contemplaba.
Por otro lado, es conveniente que tengamos claro nuestro objetivo último, que es dar una “caja de herramientas” a los docentes. Esta caja de herramientas debe estar adaptada a su ámbito de trabajo y contar con un contenido que ellos puedan manejar.
Este matiz es importante, ya que las mismas técnicas y recursos que empleamos habitualmente en nuestras clases de yoga no van a servirle a un profesor para su materia o su grupo.
Por poner un ejemplo práctico, todos sabemos que el Saranam es un ejercicio maravilloso, que ayuda principalmente a concentrar la atención. Pero es obvio que tenemos que adaptarlo al contexto. No será lo mismo enseñar el Saranam a nuestro grupo de yoga, que asiste a clases regulares por las tardes dos veces en semana, que a los alumnos de 4º de Primaria de un CEIP, o a un grupo de educadores adultos. En ningún caso debemos perder de vista el contexto y la experiencia de las personas con las que vamos a trabajar, así como los recursos que necesitan.
Como lo que queremos en esta sección es llevar el yoga al personal docente de los centros educativos, debemos, en primer lugar, ponernos en su lugar y tomar contacto con su día a día.
¿Con qué edades trabajan?, ¿qué ratios tienen en sus clases?, ¿a qué tipo de dificultades se enfrentan?, ¿hay problemas de convivencia?, ¿qué situaciones les generan más picos de estrés y cómo suelen gestionarlas?, ¿cuáles son los recursos materiales y humanos de que disponen?
Estas preguntas pueden orientar nuestra labor al principio, especialmente si venimos de fuera y no estamos familiarizados con el funcionamiento de los centros educativos. Igualmente, puede ser de utilidad tener varias charlas con los profes, para ver qué es lo que necesitan, cuáles son sus fortalezas y cuáles son los obstáculos que más les limitan en el ejercicio de su profesión. A partir de ahí, prepararemos una caja de herramientas adaptada a sus necesidades, que pueda servirles para afrontar sus preocupaciones, pueda ofrecerles nuevos enfoques, y vuelva a llenarles de entusiasmo.
Recalcamos este punto porque estamos seguros de que el yoga dispone de ejercicios y técnicas que pueden adaptarse a cada contexto.
Como profesores y profesoras de esta hermosa disciplina, nuestra labor no será tanto aprender nuevos recursos, sino actualizarlos y saber adaptarlos a las peculiaridades del contexto educativo.
En definitiva, necesitamos tener muy claro ese matiz si queremos que esa caja de herramientas llegue a un aula y se abra de manera sencilla y accesible, llegando nuestro yoga a cada uno de los pupitres de la clase.
Kavi, Formador de Profesores/as de Yoga Integral en la Escuela Mahashakti