LOS EFECTOS DEL YOGA PRENATAL EN EL CORTISOL Y LOS SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN
Autoras del estudio: Svetlana Bershadsky, MA, Linda Trumpfheller, BA, Holly<!–more–> Beck Kimble, Diana Pipaloff, e Ilona S. Yim.. Departamento de Psicología y Comportamiento Social de la Universidad de California, Irvine, USA.
Introducción:
La depresión y otros desórdenes afectivos que acusan cambios de humor antes y después del parto afectan negativamente a la maternidad y a la salud mental de los más pequeños.
La ciencia dice que las mujeres con una historia de depresión anterior, altos niveles de estrés y ansiedad, y poco apoyo social durante el embarazo tienen un alto riesgo de padecer depresión perinatal. Los síntomas de la depresión están asociados al incremento del cortisol basal.
Antecedentes:
Investigaciones anteriores han utilizado prácticas cuerpo- mente para comprobar si efectivamente mejoran el bienestar de las mujeres embarazadas. El presente estudio ha escogido el Yoga dado que cada vez tiene más aceptación en Occidente. El Yoga cuenta además con evidencia científica acerca de sus beneficios a la hora de mejorar el estado de ánimo y minimizar el estrés.
Recientes estudios sugieren que reduce la ansiedad perinatal, mejora la respuesta al estrés del sistema nervioso autónomo y alivia la hipertensión ligada al embarazado. También existe cierta evidencia de que reduce los síntomas depresivos de las mujeres embarazadas.
Objetivos e hipótesis iniciales del estudio:
El objetivo principal del presente estudio es evaluar los efectos inmediatos que produce una sesión de yoga prenatal en el cortisol y el estado de ánimo de las mujeres embarazadas, en los diferentes momentos de la gestación. Otro de los objetivos marcados es ver si el Yoga reduce los síntomas de la depresión post- parto.
La hipótesis inicial es que las mujeres que practiquen 90 minutos de Yoga durante el embarazo mostrarán unos niveles más bajos de cortisol y una mejora general de su estado de ánimo. También se parte de la creencia de que, posiblemente, el Yoga minimice los síntomas de la depresión post- parto.
Material y métodos:
Las participantes del estudio debían ser mayores de 18 años, hablar inglés, estar entre la 12ª Y 19ª semana de gestación, y no estar diagnosticadas de depresión o ansiedad. Todas firmaron un consentimiento informado. Participaron un total de 51 mujeres, que se dividieron en dos grupos:
Grupo de intervención:
Las mujeres que formaron parte de este grupo fueron seleccionadas de dos estudios de Yoga previos que habían tenido lugar en el Sur de California.
Este grupo de mujeres fue evaluado antes del parto, en las distintas etapas de gestación, entre las 15:30 y las 20:30 de la tarde, por ser éste el momento del día más fiable para medir los niveles de cortisol. Se recogió una muestra de la saliva de las voluntarias 5 minutos antes de empezar la clase de yoga, se les pasó un cuestionario de estado de ánimo, la Escala Derogatis Affects Balance (DABS), y un cuestionario para valorar síntomas depresivos, la Escala Center for Epidemiologic Studies Depression (CES-D). A todas las participantes se les indicó que, 1 hora antes de la prueba de saliva, no comieran, tomaran cafeína ni practicaran ninguna actividad física intensa.
Seguidamente, todas recibieron una clase de 90 minutos de Hatha Yoga. Cada sesión comenzaba con 10-15 minutos de diálogo acerca de temas relacionados con el embarazo, las distintas etapas de gestación, etc. Seguidamente, se daban 60 minutos de ásanas, 10 minutos de estiramientos y 5-10 minutos de relajación en savásana. A lo largo de la secuencia de posturas, se iban explicando pautas específicas de respiración o pranayama.
En todas las sesiones se incidió en asanas en cuclillas, posturas de equilibrio, apertura de pecho y caderas y asanas restaurativas con apoyos. Las profesoras que impartieron estas clases estaban certificadas en Yoga Prenatal.
Inmediatamente después de la clase, todas las mujeres volvían a completar el DABS, el CES-D y dejaban una muestra de su saliva. Dos meses después de finalizar el Programa de Yoga, también rellenaron estos cuestionarios y dejaron una muestra de saliva.
Grupo de control:
Formado por mujeres que no habían practicado Yoga ni técnicas de relajación anteriormente. Fueron seleccionadas de un estudio que se estaba llevando a cabo en el mismo momento sobre la depresión perinatal. Las mujeres de este grupo fueron evaluadas de la misma manera que las del grupo de intervención. La única indicación que se dio en este caso es que siguieran haciendo vida normal. Eso sí, no podían practicar yoga ni ninguna otra disciplina cuerpo-mente durante la investigación.
Resultados:
Las mujeres del grupo de intervención tuvieron niveles de cortisol más bajos en los días de yoga que en los días de descanso. El cortisol fue especialmente bajo en los primeros meses de embarazo. Además, el cortisol de las mujeres que estuvieron haciendo yoga durante el estudio se mantuvo inferior en todos los meses de gestación que el de aquellas que simplemente siguieron su rutina habitual.
Esto indica que las voluntarias que practicaron yoga tuvieron menos estrés que las que hicieron vida normal.
En lo que respecta al estado de ánimo, se vio que las mujeres mejoraban su puntuación en la Escala de DABS en los días que asistían a clases de yoga. Este efecto fue especialmente relevante en los primeros meses de embarazo. En comparación con el grupo de control, las que practicaron yoga puntuaron más alto en bienestar subjetivo, es decir, expresaron sentirse mejor que las que no practicaron yoga. Se concluye, por tanto, que el yoga genera una sensación de paz o contentamiento global, y no tanto una hiper- activación, como la que se produce en actividades como la danza.
Asimismo, las voluntarias que asistieron al programa de yoga puntuaron más bajo en mal humor. Se piensa que esto podría ser debido a que el yoga disminuye la rumiación y ayuda a lidiar con el estrés.
En cuanto a la depresión post- parto, las mujeres que hicieron yoga registraron un índice inferior de síntomas depresivos en los meses posteriores al parto. Además, se encontró que quienes siguieron practicando yoga tras el estudio dos o más veces por semana obtuvieron mejores resultados que quienes sólo practicaron una vez a la semana.
Los resultados del presente estudio parecen sumarse a los de otras investigaciones similares, que sugieren que el yoga podría tener beneficios psico-físicos durante el embarazo, y podría incrementar el estado de ánimo de la mujer en el post-parto.
Este último dato es especialmente importante, porque apunta a que, si enseñamos yoga a mujeres que están en las primeras etapas de gestación, podemos mejorar su calidad de vida perinatal y, en consecuencia, el bienestar de los bebés.
Aun así, en esta investigación las autoras reconocen una serie de limitaciones. En primer lugar, se contó solamente con un total de 51 mujeres. Lo ideal sería haber realizado el estudio con una muestra de población más grande, para obtener resultados más certeros. Por otro lado, las mujeres que formaron parte del grupo de intervención ya habían asistido a clases de yoga previamente. Para futuros estudios, sería aconsejable que las participantes no hubieran practicado yoga con anterioridad.
Fuente: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4003457/
Traducción: Nuria Pérez Pozuelo