YOGA INTEGRAL SIN BARRERAS
Bajo el paraguas biopsicosocial, el uso del yoga se ha expandido notablemente en las últimas décadas con fines terapéuticos (Taylor, 2012).
Un grupo de investigadores diseñaron un programa pionero de intervención de Yoga Integral sentado, para los usuarios del Centro de referencia estatal para la atención de personas en grave situación de dependencia del Imserso (CRE). Desde el 2018 se lleva desarrollando este proyecto en la ciudad de León, que utiliza las herramientas del Yoga Integral, adaptándolas a personas en sillas de ruedas, o con graves limitaciones de movilidad. El objetivo principal es que estas personas puedan participar en igualdad de condiciones y obtener beneficios multidimensionales.
Las dificultades de movilidad han demostrado ser la razón más frecuente de una disminución en el funcionamiento de las actividades de la vida diaria, y la autonomía personal (OMS, 2011).
Este colectivo ve mermadas sus oportunidades de participación en actividades físico-deportivas, sociales y recreativas fuera del ámbito protector del Estado, y de la ayuda de su entorno familiar más cercano, teniendo barreras importantes para acceder a servicios a los que cualquier persona con movilidad libre puede asistir.
En la actualidad, a pesar de la popularidad del Yoga, existe poca evidencia científica de intervenciones de Yoga en personas con limitaciones de movilidad moderadas y severas debido a discapacidades neurológicas y neuromusculares.
Los conceptos de cuerpo, mente y espíritu representan dimensiones únicas, pero estrechamente relacionadas entre sí (Albrecht y Devlieger, 1999), y ser consciente de uno mismo y reflexionar sobre uno mismo es clave para el mantenimiento del bienestar emocional y físico (Herbert & Pollatos, 2012).
El yoga es una intervención holística tradicional de mente y cuerpo que combina múltiples elementos físicos con relajación, respiración y el ser interno, emocional y espiritual. En este contexto, la práctica del yoga tiene sentido porque parece aumentar la conciencia sensorial y la interocepción (Rivest-Gadbois y Boudrias, 2019).
Los usuarios del programa de Yoga presentan una gran heterogeneidad: Parálisis cerebral, Accidente cerebrovascular, Ataxia de Friedreich, Esclerosis lateral amiotrófica, Lesión de la médula espinal, Lesión cerebral traumática, Esclerosis múltiple, Paraplejía por diversos motivos, Enfermedad de Parkinson, entre otras. Y nada de ello es limitante para participar en clases de Yoga grupales.
El programa consiste en clases diarias de Yoga Integral en grupos. Se realizan posturas físicas (Asanas) con una duración de 30 min, y los otros 30 min se distribuyen en ejercicios de respiración (Pranayama), prácticas de atención plena y concentración (Dharana), sonidos para enfocarse dentro (Mantras), gestos con las manos (Mudras), visualización guiada, ejercicios de relajación y meditación (Dhyana). Al final de las clases, se dedican siempre unos minutos a comentar sobre la filosofía del yoga, actitudes y comportamientos, (Yamas y Niyamas) y los beneficios para la salud en general que aporta su práctica.
Para realizar las posturas se usan materiales de uso habitual en las salas de yoga y diversos sistemas de apoyo que han sido diseñados ad hoc por la instructora del programa.
Incluso personas con tetraplejia total pueden realizar asanas. El programa cuenta con asistentes personales, que han sido formados para brindar apoyo y sostén en las posturas.
Algunos alumnos no desean realizar asana y esto no significa un obstáculo para participar, la clase se adapta a sus necesidades, no ellos a las posturas. A estas personas se les coloca en una postura en la que se sientan cómodos y se benefician en igual medida de asana integral.
Todas las posturas son sentadas, se realizan en las propias sillas de ruedas porque la estructura de la clase grupal imposibilita el trasvase. Posturas de pie como Trikonasana son fácilmente adaptables a la silla de ruedas. Muchas posturas han sido adaptadas sin inconvenientes y se diseñó un Suryanamaskar sentado en silla.
Las posturas invertidas no se realizan como suelen hacerse habitualmente. Se adaptan individualmente para aprovechar sus particulares beneficios, por ejemplo, Salamba Uttanasana, aporta los beneficios de Uttanasana a nivel físico, ya que es un asana que puede ayudar a reciclar la sangre y oxigenarla, tonificar el músculo cardíaco, y actuar sobre el sistema endocrino activando las glándulas tiroides y paratiroides.
En el Proyecto se evaluó la Conciencia Interoceptiva (IA) al inicio y después de tres meses de intervención. La IA describe la conciencia del estado corporal interno y puede verse alterada en esta población.
Varios estudios han demostrado que los procesos y habilidades interoceptivos se han visto reducidos debido a los déficits neurológicos que presentan las personas con discapacidades neuromusculares que conducen a dificultades de movilidad (Pistoia et al., 2015; Ricciardi et al., 2016).
Los beneficios que reportan los alumnos son múltiples. Entre ellos cabe destacar la mejora significativa observada en los resultados del estudio sobre la Conciencia Interoceptiva que abarca diferentes dimensiones: escucha al interior; a las sensaciones corporales; a las emociones; a la capacidad de no experimentar angustia emocional con sensaciones de dolor o incomodidad; capacidad para mantener y controlar la atención al interior; conciencia de la conexión entre las sensaciones corporales y los estados emocionales; escucha corporal interna para obtener información y confianza en el cuerpo.
Los beneficios reportados son de una magnitud vital. La Conciencia Interoceptiva es de gran importancia, pues permite ajustar la conducta a lo que esté sucediendo internamente en el organismo. Para personas con sus características puede significar un aviso preventivo. Aprender a escucharse puede ayudarles a identificar si la sensación es para preocuparse o no, proporcionando seguridad y tranquilidad.
Estas personas viven en una situación de movilidad limitada y esta condición puede entenderse como un elemento facilitador de la búsqueda interior, una oportunidad para la búsqueda del autoconocimiento, de mirar al interior y transcender.
Algo que la mayoría de las personas sin limitaciones funcionales pasan por alto, debido a la gran cantidad de estímulos ambientales y los múltiples roles sociales que deben desempeñar.
Los seres humanos somos vulnerables, con frecuencia pensamos “eso no me ocurrirá a mí” (ilusión de invulnerabilidad), o “no lo soportaría si le pasara a un ser querido” (miedo), convivimos con el miedo a la enfermedad y a la muerte. Si el cuerpo no acompaña, pero sabes que es solo el vehículo, que tú eres el conductor, que eres la conciencia y la energía, solo queda la verdad: Trascender, trascender en todos los sentidos, trascender a pesar de todo.
Lic. Mabel García Porro
Dr David Suarez Iglesias