HACERNOS VISIBLES
En diferentes esferas de la vida es común encontrarnos con mujeres que podrían estar brillando, mujeres a las que, en el fondo de su corazón, les gustaría ponerse al frente de un proyecto, un centro, una Universidad o una formación, y, sin embargo, no lo hacen. Deciden, a menudo de manera inconsciente, retraerse, quedarse a la sombra y ofrecer sus dones en pequeño.
De algún modo, prefieren no ser demasiado visibles, no llamar la atención, por si las moscas. Muchas tienen miedo al fracaso, pero las hay también aterradas por la posibilidad del éxito, aunque suene paradójico.
¿Qué ocurriría si mi proyecto funcionara?, ¿a qué comodidades tendría que renunciar?, ¿qué cambios tendría que hacer en mi vida?, ¿qué zonas de confort tendría que saltar?, ¿estaría dispuesta a asimilar las críticas, a asumir los inconvenientes, a equivocarme?
Si algo de esto resuena en vosotras, es porque quizás ha llegado el momento de replantearos vuestra relación con el mundo, con vuestro lugar en el mundo y con la profesión que ejercéis. ¿En qué área desearías ser más visibles, destacar?, ¿cuáles son esos proyectos que habéis imaginado una y otra vez en vuestra mente pero que nunca habéis dejado salir a la luz? Sea cual sea el ámbito en el que os queráis hacer hueco, es imprescindible que cultivéis el arquetipo de Saraswati, la arquitecta. Es decir, podemos visualizar escenarios maravillosos en los que damos conferencias, por ejemplo, frente a cientos de personas, escenarios en los que montamos nuestra propia sala de yoga o nuestro proyecto digital y triunfamos, pero si no comenzamos a materializar poco a poco algunas de esas visiones, corremos el riesgo de que todo se quede en agua de borrajas.
Por eso, si deseáis de corazón ser más visibles, llegar a más gente con vuestra profesión, y vivir bien de ella, es recomendable que llevéis una sadhana muy de tierra, donde constantemente invoquéis de una forma u otra la energía de Saraswati.
En este sentido, asanas de pie, de la familia de Virabhadrásana, y asanas de fuerza como Chaturanga, Tripadásana, y Bakásana, pueden veniros muy bien. En el ámbito del pranayama, optaremos sobre todo por los equilibrantes, para mantener la estabilidad emocional, aunque también podremos practicar energizantes cuando necesitemos un impulso extra para realizarnos. La meditación mejor asentada en el cuerpo, en este caso en el centro del pecho, para no volarnos demasiado.
Fuera de la esterilla, es imprescindible que aprendamos a organizar nuestro tiempo, a priorizar nuestras tareas y a ser eficientes.
Para ello es ideal tener una agenda o un Bullet Journal, cumplir a rajatabla con nuestros compromisos e ir tachando las actividades conforme las vayamos terminando. Tenemos que lograr descomponer eso que queremos: ese centro de yoga, ese taller, esa plaza en la Universidad, o en donde sea, en pequeños pasos, e ir dando un pasito cada día. Con eso, con nuestra práctica de yoga y con el arquetipo de Saraswati bien presente a nuestro lado, iremos viendo cómo los frutos van llegando a nosotras. Y, fundamental, no os desaniméis si a la primera no sale, hacernos visibles es un proceso de largo recorrido, y sólo las que persisten lo acaban consiguiendo. ¡Mucho ánimo!
Nuria, Formadora Auxiliar de la Escuela.