EL VIAJE
Creía yo que mi viaje tocaba a su término, que había llegado al límite de mi reino
y de mi poderío, que el sendero se extinguía bajo mis pies como a veces el sueño en el
súbito despertar. Creía que mis provisiones de fuerza y de ensueño estaban agotadas
y que el momento había llegado de retirarme a una penumbra silenciosa.
Pero tu voluntad, Señor, y tu amor, no tienen fin en mí. Y he aquí que cuando las viejas
palabras languidecían en mi lengua ya las nuevas melodías danzaban en mi corazón.
Y he aquí que donde los viejos caminos se borraban, a mis pies se abría una nueva
vereda bordeada de maravillas.
Rabindranath Tagore