LAS FLORES Y SUS MENSAJES
El movimiento del amor no está limitado a los seres humanos y quizás está menos deformado en otros reinos. Observa las flores y los árboles. Cuando se pone el sol y todo queda en silencio, siéntate por un instante y ponte en comunicación con la Naturaleza: sentirás ascender de la tierra, desde las raíces de los árboles, elevándose hacia arriba y corriendo a través de sus fibras hasta las ramas más altas y apartadas, la aspiración de un intenso amor y anhelo, un anhelo de algo que trae luz y da felicidad, hacia la luz que se ha ido y que desean que vuelva de nuevo. Es un ansia tan pura e intensa que, si puedes sentir el movimiento en los árboles, tu propio ser también se elevará en una ardiente plegaria hacia la paz, la luz y el amor que permanecen inmanifestados.
¿Has visto alguna vez un bosque con sus innumerables árboles y plantas, pugnando todos pura y simplemente por alcanzar la luz, serpenteando e intentando en cien formas diferentes exponerse al sol?
Éste es precisamente el sentimiento de aspiración en el físico: el impulso, el movimiento, el esfuerzo hacia la luz. Las plantas lo tienen en su ser físico más que el hombre. Su vida entera es un culto a la luz. La luz es, por supuesto, el símbolo material de la Divinidad, y el sol representa, en lo material, la Consciencia Suprema. Las plantas lo han percibido muy claramente en su propia forma sencilla y ciega. Su aspiración es intensa, si sabes cómo llegar a ser consciente de ella.
El alma de una planta o de un animal no está latente únicamente sus medios de expresión están menos desarrollados que los de un ser humano.
Hay mucho de psíquico en la planta, mucho de psíquico en el animal. La planta sólo tiene desarrollados en su forma los elementos físico-vitales; la consciencia que está tras la forma de la planta no ha desarrollado u organizado una mentalidad capaz de expresarse a sí misma. El animal va un poco más allá; tiene una mente vital y puede, en cierta medida, expresarse, pero su consciencia es limitada, su mentalidad es limitada, sus experiencias son limitadas; por otra parte, la esencia psíquica proyecta, para representarse, una consciencia y una experiencia menos desarrolladas de las que le es posible proyectar en el hombre.
De todas formas, los animales tienen un alma y pueden responder fácilmente a lo psíquico humano. Las plantas son muy psíquicas, pero lo expresan sólo a través del silencio y de la belleza.
El amor por las flores es una valiosa ayuda para encontrar y unirse al psíquico. Como las flores son la manifestación del psíquico en el reino vegetal, el amor a las flores significaría que uno es atraído por la vibración psíquica y en consecuencia por el propio psíquico. Cuando eres receptivo a la vibración psíquica, eso te sitúa en un contacto más íntimo con tu propio psíquico.
Quizás también la belleza de las flores sea un medio utilizado por la Naturaleza para despertar en los seres humanos la atracción por el psíquico.
Las flores y sus mensajes, Mirra Alfassa