LA MEDITACIÓN EN LA INFANCIA: UNA AVENTURA TRANSFORMADORA
En una clase de Yoga para niñas y niños se comparten diferentes herramientas yóguicas como son asana, pranayama, relajación y meditación. Todas ellas son útiles para que el niño o la niña descubra todo el potencial que se halla en su interior, pero si hay una de ellas que destaca entre las demás es la meditación. La meditación es un bien que les acerca a su corazón y les ayuda a conectar con la paz que ya son. Les aporta muchos beneficios, como son:
- Mayor capacidad de autocontrol.
- Aprender a manejar la atención.
- Mayor habilidad para retirar su atención de elementos negativos.
- Aumenta su capacidad de administrar y dirigir su energía.
- Desarrolla su creatividad.
- Contribuye a un mayor rendimiento académico.
- Reduce la agresividad y la violencia.
- Mejora su autoestima.
- Ayuda a reconocer sus emociones y posteriormente a gestionarlas.
- Aporta una base sólida para una vida adulta más sana.
Pero ¿cómo hacer que mediten? Lo más importante es que quieran, no debemos obligarlas y para ello, podemos motivarlas planteándolo de una manera lúdica.
Debemos saber que, teniendo la misma base, la meditación para adultos y para niñas disponen de herramientas ligeramente diferentes. En el caso de la infancia vamos a diferenciar dos tipos: Herramientas técnicas y Herramientas aspiracionales.
Herramientas técnicas
En el caso de las herramientas técnicas vamos a promover meditaciones concentrativas, es decir, aquellas en las que cultivan su atención.
Aunque de forma habitual usamos concentración y atención como sinónimos, no lo son, la concentración es una habilidad de la atención, la habilidad de enfocarla en exclusiva en algo, ese algo le llamamos anclaje y puede ser externo o interno.
En menores de 3 años solo trabajaremos solo con anclajes externos pero a partir de esa edad combinaremos los externos con los internos.
Cualquier elemento, persona, animal, … es objeto de poder sostener su atención, de echo si trabajáis o convivís con niñas, ya sabréis como su atención se concentra en una mosca muy fácilmente, aunque en un principio vosotras queríais que estuviese en otra cosa. La idea es aportarles elementos atractivos, que despierten su interés, para que quieran llevar su atención ahí, pero también sostenerla e incluso volver si ésta se les va, como es lo habitual.
Algunos ejemplos de anclajes externos, teniendo en cuenta que lo podemos hacer a través de los diferentes sentidos, son:
- Vista: “¿Quién marca el movimiento?” todo el alumnado forma un círculo y una alumna se coloca en el centro con los ojos cerrados. Mientras, se elige a una persona del círculo que inicia un movimiento, de la forma que quiera, y todas la imitan. El niño o niña del centro abre los ojos y trata de adivinar quien es la que marca el movimiento, ésta puede cambiarlo cuando quiera y sus compañeras tienen que estar muy atentas a cambiar con ella de una manera rápida y disimulada sin que el niño del centro lo adivine. Tiene tres oportunidades y si lo descubre, quien marcaba el movimiento pasa a estar en el centro, si no elige a una de sus compañeras para esta misión.
- Oído: “el sonido que desaparece” El alumnado está con los ojos cerrados y la profesora toca un cuenco o un triágulo (un instrumento en el que el sonido perdure unos instantes) y tienen que estar super atentas, para que, en el momento que dejen de escuchar el sonido levanten la mano. Repetimos varias veces y podemos dejar que sea una niña quien toque el cuenco.
- Olfato: “¿A qué se lo echarías?” en un espacio de la clase colocamos botes con diferentes especias, por ejemplo orégano, comino, curry, laurel y comino, les preguntamos a qué comida se la echarían, si tienen más de 6 años también pueden identificar que especia es.
- Tacto: “Formas con la plastilina” Si hay algo que les ayuda a concetrar su atención y además les encanta es la plastilina. Podemos invitarles a crear algo libre con ella o proponerles que hagan un objeto concreto.
- Gusto: “¿Qué estoy comiendo? Con los ojos tapados les damos a probar diferentes alimentos y tendrían que adivinar cuál es e incluso pueden clasificarlos según los sabores, si es dulce, salado ácido o amargo.
Como comentaba anteriormente también podemos concentrarnos el elementos o anclajes internos, en este caso, destacamos tres:
- Mahamudra, o la “Sonrisa Interior”. Consiste en llevar la atención a los labios y promover una suave sonrisa. Es un gesto especial donde los más peques pueden sostener su atención facilmente, además, suele llevarlos a un estado de alegría y dulzura.
- La respiración contando, como una de las herramientas más usadas a día de hoy. Inicidimos en que cuenten los segundos de inhalación y exhalación.
- Anclaje en el Sol Interior, que consiste en concentrar la atención en la zona central del pecho. Al principio su ubicación es más física, de hecho, para que sientan la zona, les solicitaremos que se aprieten suavemente esa zona con un dedo, poco a poco esa ubicación será más natural y tendrán una referencia fácil en la que poder sostenerse y regresar sin dificultad.
Herramientas aspiracionales.
Que los niños y niñas aprendan a manejar su atención, con todos los beneficios que esto les aporta es necesario, yo diría, incluso imprescindible, pero no debemos olvidarnos que el yoga es mucho más, es un método que ha de servir para conectarlos con su corazón, y a través de la meditación podemos crear las condiciones para que esto sea así.
Para ello destacamos la técnica del jardín interior.
Es una meditación que inicia siendo guiada y después de varias sesiones les dejamos que sean ellas y ellos quienes miren dentro y visiten su propio jardín.
Para iniciar la visita les invitamos a que lleven su atención al centro del pecho y se imaginen una puerta, que simboliza la apertura, son ellas quienes deciden entrar o no en su jardín interior. Ahí se encuentran con la guía del jardín, que simboliza nuestra sabiduría interior, a la que le podemos preguntar, pedir o contar lo que consideremos.
Son los dos elementos imprescindibles para este viaje, que les ayudará a crear las condiciones para que descubran su potencial y lo puedan expresar.
Dependiendo de lo que queramos trabajar en la clase, además de la puerta y la guía, podemos incorporar otros seres que los acompañen, como el abuelito árbol, que en cada una de sus fuertes ramas podemos dejar esos problemas que tanto nos agotan o la fuente de la vida, que siempre que nos damos un baño en ella nos aporta energía.
En conclusión, la meditación es un medio para que las niñas y niños puedan conectar con lo mejor de si mismos/as y nosotras, podemos aportarle las herramientas. Si saben cómo, meditar les resultará sencillo.