La gestión del prana en el Yoga
La mayoría de las técnicas de Yoga que realizamos cuando practicamos en la esterilla y de las prácticas que el Yoga nos ofrece para aplicar a la vida cotidiana, están relacionadas con facilitar el acceso a unos niveles crecientes de fuerza vital, esto nos da una idea de lo importante que es la gestión del prana para alcanzar los propósitos del Yoga.
Por medio de la inspiración y la observación los yoguis comprendieron que la fuerza vital no solo nos facilita estar vivos, sino que es el constituyente de un cuerpo sutil cuya configuración y funcionamiento repercute directamente en los procesos físicos y psico-emocionales, así es como se configura en el Yoga una exploración y un conocimiento sobre conceptos propios del sistema energético humano como: chakras, nadis y vayus, que subyace en el desarrollo de las seis disciplinas del Hatha Yoga o Yoga del cuerpo y la fuerza vital, que son: asana, satkarma, pranayama, kriya, mudra y bandha.
El Yoga aporta salud física, emocional y mental, estos son posibles resultados de su práctica habitual, pero el énfasis que las técnicas ponen sobre el aspecto pránico o energético está relacionado con un propósito aún mayor, esto es el crecimiento del nivel de consciencia del practicante.
“El nivel de consciencia es un campo de atracción energética que determina la propia visión de la vida y los propios comportamientos”. Así define el término, Gonzalo Rodríguez Fraile en su libro “¿Un nuevo paradigma de la realidad?”
Aplicando esta descripción al Yoga, nos encontramos con uno de sus objetivos, ampliar el nivel de comprensión y elevar la forma de comportarnos a niveles de sufrimiento propio y/o causado mínimo o inexistente. Y este sería el punto de partida pues a medida que se accede a nuevos niveles de consciencia se van abriendo nuevas posibilidades de realización.
Para sostener la vida en un nivel de supervivencia se necesita un cierto caudal estable de fuerza vital, la primera prioridad es mantenerlo, y con frecuencia es el primer objetivo cuando empezamos a practicar Yoga. Una vez alcanzamos ese nivel, si sentimos la aspiración de crecer en consciencia vamos a necesitar disponer de extras de fuerza vital, conviene saber esto para entender que tendremos que considerar concienzudamente la forma en la que gestionamos el prana si queremos progresar.
Existe una relación directa entre el nivel de fuerza vital, la paz interior y la comprensión de la realidad. Estos tres elementos se influyen y refuerzan mutuamente, de manera que para experimentar paz se necesita fuerza vital, también para comprender la realidad, y en la medida que se experimenta la paz y se comprende mejor la realidad, se dispone de más energía vital.
Este aspecto del funcionamiento del sistema energético y su interacción con la psique humana es de interés prioritario para todo practicante, pues por mucho que sepamos sobre nuestra anatomía sutil, lo que nos va a aproximar a la realización de la ampliación de la consciencia a la que aspiramos es nuestra propia realidad respecto al triángulo: nivel de fuerza vital, paz interior y comprensión.
En lo relativo a las técnicas aportadas por el Yoga, ya se han mencionado las disciplinas del Hatha Yoga, que son medios probados y confirmados de elevar las cantidades disponibles de prana, pero no es suficiente activar la fuerza vital para avanzar en el propósito del Yoga, porque si un elevado caudal está disponible y se deriva hacia acciones, pensamientos, emociones y sentimientos oscuros, el resultado será la magnificación de la oscuridad.
En la medida que nos manejamos con mayores niveles de fuerza vital debemos saber que tenemos que estar más vigilantes de hacia donde se dirige nuestra atención. Por eso, se combinan las prácticas pránicas con prácticas meditativas, que son las que despiertan el deseo tranquilo de manifestar lo luminoso de nuestro ser, y facilitan adueñarse de la atención cultivando la capacidad de concentrarla, moverla, retirarla, y la capacidad de observar los contenidos psico-emocionales o las reacciones automáticas del cuerpo.
Volviendo al propósito de crecer en consciencia y resumiendo lo anterior, el conocido principio de elevación de la fuerza vital conocido como elevación de la kundalini, es una consecuencia natural de una buena combinación de activación del potencial latente en los centros energéticos de la persona con una gestión de su atención acorde con un trabajo personal que le permita conectar con su naturaleza espiritual como garantía de que esta regulará cualquier desvío suscitado por elementos traumáticos o ignorantes de la personalidad.
A parte de esto, si tomamos las palabras de Sri Aurobindo: “Toda la vida es Yoga”, la gestión del prana iría más allá de la esterilla. Cuando hablamos de prana hablamos de lo más valioso que tenemos, nuestra propia vida, ciertamente es algo muy cercano, absolutamente cotidiano, y curiosamente no solemos reflexionar sobre ello. La pregunta sería, ¿de dónde procede mi fuerza para vivir?, ¿cómo y dónde gasto mi vida?, plantearnos estas cuestiones y empezar a elegir es la “gestión del prana”. Si miramos con detenimiento las enseñanzas de los yoguis descubrimos que una característica común es que no desperdician su fuerza vital, hasta tal punto la consideran sagrada y saben de la necesidad de ejercer soberanía sobre ella.
La gestión del prana es reconocer las fuentes disponibles para obtener vitalidad tanto la de supervivencia como la extra para nuestras elevadas aspiraciones. Y estas son diversas: la respiración, el alimento, la naturaleza, el sol, la buena compañía…Creo que todos intuitivamente las conocemos, y en consecuencia podemos nutrirnos a voluntad de ellas si las tenemos disponibles. Por ejemplo, para una persona con aspiración espiritual el alimento no es solo un sustento nutricional, es una fuente de prana y si hay alimentos que no aportan fuerza vital, sino que la quitan evitamos consumirlos en exceso.
Y la gestión del prana es también reconocer como gastamos fuerza vital, que quede claro que no es no gastarla, sino preguntarse ¿es necesario este uso que le estoy dando? ¿está mi atención en algo que me construye? Pues donde esté dirigida mi atención ahí estará mi fuerza vital. Todos sabemos que las emociones y sentimientos negativos consumen nuestra vitalidad y en consecuencia bajan nuestro nivel de vibración y consciencia, por eso es tan necesario un trabajo personal que desactive progresiva y tranquilamente las vías innecesarias de pérdida energética a la vez que nos facilita una comprensión mayor de nosotros mismos y la realidad. Sabemos intuitivamente lo que nos produce cansancio y desánimo, sobre todo nuestros propias formaciones mentales y emocionales, ciertos lugares y la forma en que vivimos algunas relaciones.
Una dosis de reflexión y voluntad es imprescindible para empezar a gestionar conscientemente el prana, y aun aplicando lo que ya sabemos tenemos que contar con la información traumática y/o subconsciente que nos impulsa a actuar mecánica e inconscientemente, y que parece ajena a nuestra voluntad. Aquí el Yoga también articular vías para liberarse de esta información que se califica genéricamente con el término “samskaras”.
Así descubrimos en positivo que tenemos un poder para honrar la vida, y que es nuestro derecho ejercerlo, eligiendo el foco de la atención y a través de esa elección tenemos la posibilidad de vibrar en una frecuencia que configure un campo energético que atraiga paz, plenitud y abundancia a nuestras vidas.
Savitri