¿Es posible meditar en la vida cotidiana?
Cuando ya hemos desarrollado cierta habilidad en la práctica, sentarse en el cojín de meditación se convierte en una experiencia gratificante y enriquecedora. Al igual que cualquier otra actividad, la meditación puede resultar más fácil para algunos y más desafiante para otros, pero con el tiempo, se convierte en uno de los momentos más esperados del día.
Sin embargo, trasladar estas habilidades adquiridas en la meditación formal a nuestra vida cotidiana es completamente posible. A continuación, exploraremos cómo hacerlo y compartiremos algunas indicaciones prácticas que te ayudarán a incorporar la meditación en el día a día, en tus inicios meditativos.
Los frutos de la meditación
Para que el momento en el cojín se vuelva dulce y transformador, hemos tenido que cultivar una serie de habilidades. Estas son algunas de las recompensas que la meditación nos brinda:
- Establecer una paz interna duradera.
- Desarrollar mayor autocontrol, respondiendo de forma más consciente y reduciendo la reactividad.
- Aumentar nuestra capacidad de concentración y manejo de la atención.
- Tomar distancia de los contenidos internos y los estímulos externos.
- Reconocer y gestionar de manera adecuada los elementos psicoemocionales.
- Alcanzar una mayor claridad mental, equilibrio y bienestar.
- Mejorar la relación con uno mismo y con los demás.
- Facilitar el contacto con nuestra sabiduría interior a través de la intuición.
- Fomentar lo que llamamos “vida interior”, una dimensión maravillosa e imprescindible para quienes desean crecer y evolucionar.
- Motivar y ofrecer recursos para explorar y normalizar nuestra relación con las fuerzas vitales.
- Crear la atmósfera idónea para que la experiencia de Samadhi o supraconsciencia pueda darse de manera espontánea.
Podemos sintetizar todo lo anterior en cuatro aspectos clave:
- Vivir en calma.
- Aumentar el autocontrol y reducir la reactividad.
- Lograr mayor claridad y orden mental.
- Conectar con la dimensión trascendente o espiritual de la vida.
Las primeras tres habilidades nos otorgan la capacidad de enfrentar cualquier situación con calma y distancia. La relación con la dimensión trascendente nos permite aceptar con mayor serenidad los acontecimientos de la vida, reduciendo el juicio excesivo y cultivando una paz interior que prevalece incluso ante las dificultades.
Aplicando estas habilidades en la vida diaria
Una vez que estas habilidades están más o menos integradas, comienza a ser natural abordar las situaciones cotidianas desde esta perspectiva meditativa.
Para desarrollarlas, hay un paso fundamental: meditar regularmente. Aunque esto puede parecer obvio, muchas personas aún buscan soluciones rápidas que generen estos efectos sin el esfuerzo necesario. Pero además de la práctica formal, es posible instaurar pequeñas rutinas que refuercen estas habilidades a lo largo del día y nos recuerden los frutos de la meditación.
Rutinas diarias que fortalecen nuestras habilidades meditativas
- Tocar el centro del pecho: “Siempre que lo recordemos”, podemos añadir un gesto físico que es presionar suavemente con un dedo el centro del esternón y repetir mentalmente “este es mi centro”, mantenemos brevemente la atención y luego continuamos con nuestra actividad.
- Anotación de pensamientos y emociones: Acompañando lo anterior y para reforzar en toma de consciencia, “siempre que lo recordemos”, podemos anotar lo que estamos sintiendo o pensando.
- Tomar distancia: Al darnos cuenta de nuestras emociones o pensamientos, podemos “siempre que lo recordemos” tomar distancia de ellos. Esto no implica rechazarlos ni huir, sino observarlos como una parte más de nuestra experiencia interna.
- Agradecer: Finalmente, “siempre que lo recordemos”, podemos reforzar la gratitud como una forma de relación con la vida, procurando que esta sea sincera.
El poder de recordar
La clave de todo esto es, como has visto, “recordar”. En la meditación integral, uno de los objetivos es integrar estas pausas conscientes como parte del día a día, reforzando así la práctica formal. Si te resulta difícil recordar hacerlo de manera natural, un truco útil es programar alarmas en tu teléfono cada 30 o 60 minutos. Cuando suene, detente por un minuto y realiza estos ejercicios. Con el tiempo, este hábito se integrará de forma más natural y no necesitarás la alarma.
Vivir con las habilidades adquiridas en la meditación es posible y está al alcance de cualquiera. Solo necesitas disposición, práctica y constancia. Los frutos de esta práctica, sin duda, llegarán en el momento menos esperado.Además cultivando todo lo anterior, podremos ir adentrándonos en otros aspectos más profundos y avanzados de la meditación, indagando cada vez más en la maravillosa aventura de la consciencia.