El ser psíquico
Apertura al Maestro Interior en la meditación
El tema de este artículo es el “ser psíquico” o “ser anímico” abordado desde un prisma fundamentalmente práctico, aportando tanto a practicantes como a profesores/as de Yoga, la posibilidad de incorporar a la meditación lo que en la Escuela de Yoga Integral Mahashakti llamamos, “apertura al Maestro Interior”.
Como practicantes y como profesores sabemos que la mayoría de las personas llegamos al Yoga buscando remedio para algún tipo de insatisfacción o malestar, ya sea físico, emocional o mental. Y sabemos, también, que el Yoga no se agota en lo terapéutico, y que en el fondo no es una terapia, aunque nos ofrezca alivio, y aún así, tenemos ciertas reservas a reconocer y transmitir el carácter espiritual del Yoga a causa del pudor impuesto por el paradigma imperante del pensamiento materialista.
Leyendo el libro titulado “El ser psíquico”, traducido por la Fundación Sri Aurobindo, que recoge diversos fragmentos escritos o compartidos por Sri Aurobindo y Mirra Alfassa sobre el tema del ser anímico, encontramos estas palabras inspiradoras y alentadoras sobre cual es el motivo oculto que nos hace volvernos hacia el Yoga. Deseo que sirvan, sobre todo para inspirar a los sadhaks, particularmente si ofrecen clases de Yoga Integral, en el recuerdo de que las personas llegamos al Yoga no por las razones que creemos sino porque necesitamos urgentemente conectar con nuestra dimensión espiritual. Y si bien es justo que el paso previo sea recuperar la salud o el bienestar, no es el último paso, ni el esencial.
“El ser anímico es siempre quien, en realidad, aunque con frecuencia de una forma velada, empuja al hombre a volverse hacia la vida espiritual, y quien entonces llega a ser su mayor ayuda. En consecuencia, es este elemento el que debemos hacer emerger en el yoga”.
Al menos podemos considerar que la luz de la Divinidad, la chispa divina, vive en nuestro interior, y orientar la sadhana en primer lugar, a tener constancia por las experiencias que vivimos a través de la mente y las emociones de nuestra esencia, y así progresivamente ir dirigiendo los esfuerzos de la práctica hacia ese “ser del alma” que se construye vida tras vida hasta que tiene la suficiente entidad como para ponerse al frente como la persona espiritual y real que representa nuestra esencia.
Podemos considerar que cualquier medio preparatorio para esta aventura es válido, pero también que no conviene confundir los medios con el fin, y que sean cuales sean las herramientas que utilizamos en la práctica, no las convirtamos en el objetivo del Yoga puesto que esto nos demorará en la meta, aunque bien cierto es que si hay sinceridad la propia consciencia divina corregirá el error.
Por supuesto que, la sadhana no finaliza en la esterilla o en la sala de práctica, en estos espacios acotados, solo estamos ensayándonos para la vida, que es finalmente el auténtico laboratorio en el que se forja el poder del “ser anímico”.
“Existe dentro de ti un ser psíquico que es divino, que es directamente una parte de la Madre, limpio de todos los defectos. Está cubierto y disimulado por la consciencia y la naturaleza ordinarias, pero cuando se desvela y puede llegar al primer plano para gobernar el ser, entonces él transforma la consciencia ordinaria, arroja fuera todos estos elementos no divinos y transforma completamente la naturaleza exterior”.
Para el Yoga necesitamos un esfuerzo que nos facilite alcanzar cierto dominio sobre la naturaleza inferior de nuestro ser, pero el esfuerzo no es suficiente sin la apertura. Mirra Alfassa expresaba con las siguientes palabras, la necesidad de: concentración, discernimiento y apertura en la sadhana.
“Es por esto por lo que queremos que los sadhakas se concentren y que abran esta consciencia oculta: por la concentración, de cualquier clase que sea, y por las experiencias que ella aporta, uno se abre y llega a ser consciente interiormente, la consciencia y la naturaleza nuevas comienzan a crecer y a emerger. Por supuesto que también queremos que hagan uso de su voluntad y rechacen los deseos y los movimientos falsos del vital, porque eso es lo que permite emerger a la verdadera consciencia. Pero el rechazo no puede por sí solo tener éxito; es por el rechazo, acompañado de la experiencia y del crecimiento interiores como eso puede llegar a ocurrir”.
Con frecuencia la transformación anímica es un proceso largo, raras veces lineal, más bien un viaje de vidas y vidas para que se produzca una conversión total de los instrumentos y estén al servicio del Maestro Interior. Así que, tendremos que considerar los pasos intermedios, y reconocer cada fase para evitar expectativas que nos frustren o falsas ideas de realización que nos desvíen.
Aspectos sobre la apertura al Maestro Interno
Cada proceso es específico, aunque de forma genérica podemos observar diversos frutos de la apertura al Maestro Interior:
– Al principio es probable que tengamos puntualmente alguna la vivencia de la paz interior cuando nos abrimos a la presencia del Maestro interno. Y esto puede animarnos a continuar profundizando en la apertura, avivando nuestra aspiración y empezando a reconocer que hay en nosotros una parte esencial a la que estamos llamados a integrar conscientemente.
– Las primeras aproximaciones a lo esencial de nuestro ser progresivamente se vuelven prioritarias, y la conexión es una experiencia gozosa incluso observamos como somos ayudados en nuestra dificultades, como se presentan sincronías en la vida para que evolucionemos, y todo esto va desembocando en contemplemos la posibilidad real de una vida vivida desde la esencia, de manera que la aspiración tranquila, el esfuerzo justo y la gracia nos van liberando de los obstáculos que aparecen al tomar una vía espiritual.
– Por último el paso decisivo se produce cuando el ser anímico se pone al frente de los instrumentos y se produce una conversión psíquica de toda nuestra naturaleza y personalidad.
A continuación, comparto unas indicaciones para incorporar la apertura al Maestro Interior en la meditación, que pueden ayudar a los sadhaks que estén dando sus primeros pasos en el Yoga Integral.
Pasos para la incorporación de la “apertura al Maestro interior” en la meditación
1. Llevamos la atención a los labios y dibujamos una suave sonrisa. Observamos como esta sonrisa meditativa nos aporta una sensación de sosiego y alegría de fondo.
2. Orientamos la atención hacia lo profundo del centro del pecho. Nos concentramos en ese espacio interior, avivamos la aspiración a conectar con el Maestro interior con una buena disposición o también si queremos dirigiéndonos a través de palabra mental a ello para solicitarle su presencia. Fomentamos una actitud confianza, alegre, de tranquila espera, receptiva y abierta a la presencia radiante y silenciosa que emana de lo profundo de nuestro ser.
3. Agradecemos al Maestro Interior su sostenimiento y respuesta.
4. Continuamos o finalizamos la práctica meditativa.
Por supuesto que, tendremos que ir más lejos para llegar a la transformación anímica, alineando la voluntad personal con la voluntad de nuestra alma, esto solo nos coloca en los comienzos y nadie sabe ni por que medios ni en que tiempos el ser psíquico se pondrá al frente, así que añadido a una purificación de nuestros pensamientos, deseos y acciones, ha de ir la confianza en que nuestras aspiraciones irán siendo atendidas en la medida que nuestra voluntad pase de estar dividida a estar unificada en la consciencia más elevada, algo a lo que eventualmente todos estamos llamados.