PREPARAR LA ATENCIÓN
Decíamos, en el artículo anterior (preparando la práctica meditativa), que podíamos mejorar la experiencia meditativa disponiendo de un espacio de práctica armónico, un cojín adecuado y atendiendo la acción propia de sentarse.
Cierto es que podemos meditar en cualquier momento del día, e incluso en medio de la vida como veremos en artículos posteriores. No obstante y en mi experiencia, el momento ideal para la meditación central del día es después de una buena práctica de asana, es más, el Yoga Alquímico de los Naths expresa que el Hatha Yoga se creó con dos objetivos: uno era el de prolongar la vida y el otro el de preparar la meditación.
Como digo una buena sesión de asana facilita, entre otras cosas, preparar el cuerpo para meditar.
No obstante, más allá del cuerpo, la atención va a ser el elemento principal de la meditación y, en general, tiende a estar dispersa, atomizada o vinculada a un sinfín de estímulos, no estando disponible para la exigencia propia de la práctica meditativa.
Si la atención no está disponible genera frustración al meditador/a impaciente que se sienta a meditar, justo después de estar haciendo otra cosa o en un estado de alteración. Vamos, pues, a necesitar unos minutos para preparar la atención, disponiendo así de ella casi desde el inicio de la práctica.
Nos llevará solamente cinco minutos. Para ello una vez sentados en nuestro cojín o silla, nos disponemos a ajustar la atención a explorando los espacios perceptivos, que van a ser el escenario donde se desarrolla la meditación. Son tres el sonoro, visual y sensóreo. Vamos a ver cómo hacerlo de un modo sencillo, paso a paso:
1ª. Exploración del espacio perceptivo sonoro. Una vez cerrados los ojos nos disponemos a escuchar, durante un minuto, los sonidos que llegan a los oídos, lo hacemos de un modo pasivo, sin buscar ningún sonido, en actitud receptiva.
2º Exploración del espacio perceptivo visual. A continuación, dejando los sonidos de lado y con los ojos cerrados, nos disponemos a mirar hacia adelante, apreciando un volumen perceptivo visual que exploramos en los tres planos: derecha-izquierda, arriba-abajo y profundo, esto nos llevara solamente dos minutos.
3º Exploración del espacio perceptivo sensóreo. Terminamos la preparación haciendo un recorrido ordenado, como si fuera un escáner de luz, por todo el cuerpo:
– Pie derecho hasta cadera derecha.
– Pie izquierdo hacia cadera izquierda.
– Desde glúteos hasta hombros por la espalda y costado
– Desde hombros has zona del vientre por delante.
– Desde hombro derecho a mano derecha.
– Desde hombro izquierdo hasta mano izquierda
– Finalmente desde los hombros subiendo por el cuello y cabeza hasta la coronilla.
Hecho lo anterior tu atención ya está compactada en las tres formas de estímulo más habituales de la experiencia meditativa: Los sonidos que vienen del exterior o de dentro, el escenario visual y las sensaciones del cuerpo que han sido apaciguadas.
Ahora ya puedes continuar con una meditación, que seguro será más accesible, después de aplicar estos tres pasos previos al grueso de tu meditación ¡Que tengas buena práctica!
Om Shanti
Saranagati Das