VIDA INTERIOR II, CULTIVAR LA ESCUCHA
En el artículo anterior vida interior 1 expresé, que a la meditación, entre otras cosas, le pedimos que nos inspire en fomentar lo que denominamos Vida Interior, como un bien al alcance de todas. Para ello solo precisamos crear unas mínimas condiciones de Paz y claridad interior que serán complementadas con una tranquila aspiración a descubrir el tesoro que portamos en nuestro interior.
Yendo un poco más hacia adelante observamos que las condiciones anteriormente citadas, facilitan el desarrollo de una cualidad que, a mi modo de ver, es imprescindible cultivar tanto en la meditación como en la vida “la escucha”. Esta es una de las bases principales de la meditación contemplativa que nos ayudará a vertebrar nuestra vida interior.
Cuando hablamos de escucha hablamos de intención y de atención, es decir precisamos de una disposición a escuchar y también de un mínimo dominio de la atención que recoge lo escuchado.
La atención la cultivaremos con las herramientas de la meditación concentrativa.
La escucha precisa además de un ambiente interior de cierta calma, libre de ideas preconcebidas, acerca de lo que ha de ser escuchado, ya que esto podría distorsionar el mensaje que nuestro interior quiere hacer llegar a la superficie.
Siendo el lenguaje del Alma diferente al del intelecto, precisamos de un medio que decodifique este lenguaje excepcional y lo adapte a la forma en la que el intelecto pueda recibirlo y gestionarlo (trataremos este tema en profundidad en próximos artículos), siendo la escucha (junto con la sensación y la imaginación) los medios principales de expresión que proyecta nuestra interioridad hacia la conciencia de superficie.
Pero, centrándonos en la escucha podemos realizar varias preguntas por ejemplo ¿Cómo podemos fomentarla? ¿Son todos o hay momentos más adecuados que otros? ¿Cómo discernir entre una autentica escucha y la mente discursiva?…
Todas tiene respuesta no obstante trataremos de contestar a la primera de un modo práctico, ensayando la escucha en medio de la vida. Cultivándola en nuestra meditación sentados, y sobre todo queriendo, con todo nuestro corazón, descubrir la verdad que mora dentro.
A continuación se propone una práctica que promueve el cultivo de la escucha. Este ejercicio se llama Ensayo de la escucha consciente y nos ayudará a afinar la atención en el espacio sonoro. Se realiza como sigue:
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- Con los ojos cerrados enfocamos la atención en la atmósfera sonora, siendo nuestra actitud pasiva, una escucha tranquila, durante dos minutos.
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Seleccionamos uno de los sonidos detectados y nos enfocamos en él durante dos minutos.
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Volvemos a la escucha global permaneciendo dos minutos en ella.
- Con los ojos cerrados enfocamos la atención en la atmósfera sonora, siendo nuestra actitud pasiva, una escucha tranquila, durante dos minutos.
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Educar la atención es el primer paso para cultivar la escucha consciente, ensayándolo en ambiente externos facilitará, a posteriori aplicarlo, a la escucha interior.
Paz y bien para todas.
Om Shanti
Saranagati Das, Director de la Escuela Mahashakti