EL AÑO DE LA TRANSFORMACIÓN
Independientemente de que nos gusten más o menos estas fechas, y de cómo hayamos pasado las fiestas navideñas, tenemos por delante un año completamente nuevo y, con él, la responsabilidad de dar lo mejor de nosotras y hacernos un poquito más sabias. Los nuevos comienzos suponen, de alguna manera, nuevas oportunidades que pueden abrirse ante nuestros ojos, y esto siempre nos llena de esperanza. Si, por lo que sea, el curso pasado sufrimos o lo pasamos mal por alguna circunstancia, ahora tenemos la posibilidad de empezar de nuevo, de hacernos fuertes y escoger qué caminos queremos transitar de verdad.
Eso sí, es importante que no nos dejemos engañar por falsas ideas y no caigamos en el error de creer que, solamente por el hecho de entrar en el nuevo año, todo va a ir mejor.
Si no hacemos un profundo cambio personal (y hablamos aquí de hacer una transformación íntegra de nuestra persona y firmar un compromiso serio con nuestra práctica), nada va a cambiar. Pensad lo fácil que es caer, a la mínima de cambio, en los viejos patrones: una comida familiar, un comentario que nos enerva de repente, un gesto, y ya estamos metidos en la rueda del rencor, la rabia y la crítica.
Autoengañarse y creer que todo va a mejorar sin ningún esfuerzo, es tentador pero inocente y sólo nos llevará a repetir la historia una y otra vez, como un disco rayado.
Así que, bien, pongamos que estamos decididos a dar un giro de 180 º a nuestra vida, pongamos que lo que queremos es incluso superar algunas tendencias de nuestra personalidad que nos generan cierto sufrimiento, ¿por dónde empezamos a meterle mano al asunto?
Lo principal es no pretender modificarlo y trascenderlo todo de golpe, es mucho mejor ir con paso lento pero seguro, asentando unas buenas bases y construyendo el nuevo edificio de quienes somos sobre un cimiento firme, constante y de calidad.
¿Y eso cómo se logra? Introduciendo la sadhana en nuestro día a día, a ser posible por la mañana. Es increíble lo que una hora y media de Hatha Yoga y Meditación, a primera hora, puede hacer por nosotros. Vale, os preguntaréis, pero ¿qué sucede si yo ya tengo integrada mi sadhana y, aún así, quiero dar un salto cualitativo y mejorar aún más? En ese caso, habrá que revisar algunas cosas. Si llevas muchos años practicando, puede que te hayas estancado un poquito. Prueba a hacer pequeños cambios: mantener las asanas más respiraciones, practicar ese pranayama que siempre te ha dado más pereza, recitar o cantar algún mantra al final…
Algo que te suponga un reto, que de entrada no te apetezca quizás, pero que te lleve al siguiente nivel, más allá de tus apetencias momentáneas. Verás cómo así generas un cambio.
Por último, daros desde aquí mucho ánimo y desearos mucha luz para este nuevo año que recién empezamos. Esperamos de corazón que el Yoga Integral siga acompañándoos mucho mucho tiempo, transformando cada rincón de vuestro interior.
Nuria
Gracias por estas palabras de aliento que percibo con cariño para continuar mejorando cada día en este nuevo año, un año de revolución global y personal.
Namasté