LA PERCEPCIÓN DE LA BELLEZA
Cuando el Yoga empieza a asentarse en nuestra vida, acaba impregnando todo lo que hacemos. Tanto si nos dedicábamos profesionalmente a alguna rama artística como si la cultivábamos por hobby, nuestras creaciones se irán modificando a medida que avanzamos en el camino espiritual. En números anteriores, ya veíamos cómo el trabajo musical de algunos artistas había cambiado a raíz de hacer Yoga, y hoy queremos hablaros de cómo puede transformarse nuestra percepción de la belleza. ¿Acaso alguien no recuerda, con cierto pudor, cómo vestía en la adolescencia?, ¿qué tipo de música escuchaba, cuáles eran sus grupos favoritos e incluso cómo estaba decorada su habitación? Posiblemente, si echamos la vista atrás, veamos una gran diferencia. Lo que antes nos parecía bonito, admirable y deseable, ahora es muy probable que nos genere vergüenza, indiferencia o rechazo. Pero… ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué, a medida que hacemos Yoga, van cambiando nuestros gustos?
El motivo principal es que nuestros sentidos se afilan, se vuelven cada vez más sutiles y cosas que antaño normalizábamos, ahora nos resultan insoportables.
Por ejemplo, los niveles de ruido que había en las discotecas, los bares o los garitos a los que íbamos pueden empezar a molestarnos, empieza a apetecernos más tener una conversación tranquila con nuestros amigos sin tener que gritar o elevar la voz cada dos por tres. Paralelamente, es posible que los colores de nuestra ropa, de las paredes de nuestra casa o de los objetos decorativos que hay en nuestro cuarto, también empiecen a pedir un cambio.
Si vestíamos de negro o de marrón, es probable que queramos pasarnos a prendas más luminosas; si teníamos cada habitación de un color llamativo, es normal que queramos pintarlas todas de blanco o de amarillo suave; si teníamos toda la casa llena de cosas, es muy posible que empecemos a hacer hueco y a regalar lo que nos sobra. Estos cambios suelen experimentarlos gran parte de nuestros alumnos/as todos los años y son algo natural.
Quizás lo curioso de todo este fenómeno del Yoga es que modifica nuestra percepción de la belleza. Como la sadhana va haciéndonos cada día más sensibles, acabamos sintiéndonos atraídos por las tonalidades claras y neutras, que invitan a la calma mental.
Asimismo, perdemos el miedo a los espacios vacíos, que dejan de producirnos ansiedad y nos motivan a tener una vida más austera y sencilla. Preferimos canciones bonitas y armónicas, que hablen de aspectos positivos de la existencia; dejamos atrás las novelas de crímenes y el cine de terror; escapamos de las grandes ciudades y revaloramos el campo; huimos por lo general de las masificaciones de personas y las emociones demasiado intensas, y vamos buscando remansos donde, simplemente, estar más en paz y en comunión con la gente y la naturaleza.
¿Os sentís identificados con estas palabras?, ¿en qué ámbitos ha cambiado vuestra percepción de la belleza y en qué otros ha permanecido igual? Podéis compartirlo en los comentarios.
Nuria, Formadora Auxiliar de la Escuela Mahashakti
Namasté.
La verdad es que estoy de acuerdo con todo lo planteado: me apetece mucho más una reunión con dos o tres amigas como mucho que las reuniones de todo el grupo; los colores de mi ropa cada vez más son los tierra, los beige, los colores nude… los percibo bellos y calmados. Lo que no quita que me parezca precioso un ramo de flores de colores vivos que regalar a una amiga 🙂
Y mi habitación…cada semana le voy quitando cosas de en medio porque me apetece amplitud y nada de barullo.
Ahora más que nunca, aunque sea algo que siempre me ha enriquecido y sanado, deseo más que otra cosa en el mundo estar en espacios abiertos: Llevar mi sadhana a la montaña es un plan que tengo para este verano, y disfrutar de hayedos, río y montañas, lugares que me calman y me aportan amor luz y paz.
Om shanti.
Elena
Gracias Elena, por leernos y por compartir con nosotros tu experiencia. ¡Qué bien suena ese plan de llevar el yoga y la sadhana a la montaña! Un abrazo fuerte! Om shanti 🙂